La promesa de florecer.

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Era una tarde de primavera, los jacarandás engalanaban de lila las calles de San Telmo. Sentada en el Parque Lezama que Lucía frecuentaba cada sábado, acompañada con jazz, comienza a escribir en su bitácora personal. Las preguntas acechaban en oleadas los pensamientos de Lucía “¿Por qué es tan difícil comprometerse? Siempre ha sido un reto la promesa de florecer ¿Es por la vulnerabilidad del compromiso? ¿Es el peso que podría representar la responsabilidad de mantener una promesa?"

Hace días, su hermano del alma Valentín, le había mencionado como él se prometió a sí mismo tener un mejor manejo de las emociones e hizo un pacto personal, que justo contrastó la ausencia de compromiso de Lucía en sus promesas de evolución, sus continuas evasiones y postergaciones para enfrentarse a sí misma.

Mientras traducía sus nudos mentales en palabras, un fragmento de uno de los poemas de Walt Whitman se cae del diario. Lucía lo recoge y lee para sí misma:

“No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento.”

En ese momento, Lucía sintió un nudo en el estómago, su percepción del tiempo se transformó, sintiendo así como una epifanía estaba tomando lugar en su ser. Lucía se vio envuelta por sincronicidades del Universo en las que Walt Whitman le decía exactamente lo que gatillaría su próxima revolución mental.

Tras haber puesto en orden sus ideas, Lucía se dice a sí misma:

-Siempre deseo estar bien, pero a la hora de tomar una decisión y cambiar mi hilo de pensamientos ¿Realmente estoy comprometida con mi evolución personal? ¿Estoy dispuesta a invertir un par de minutos para decidir ser feliz y no darme por vencida?

-Me siento en un limbo emocional, en cualquier contexto donde se perciba la determinación como eje, parece que alguien hurga vehemente e inconscientemente en la herida.

Luego agrega:

-La dificultad del compromiso radica en el mantenimiento y mejora de cierto nivel, de un estándar. No obstante, si yo no me comprometo conmigo misma ¿Entonces quién? Si yo no soy capaz de decirme que no por amor propio… ¿Entonces quién?

-La desnudez del compromiso intimida, pero con la perspectiva adecuada, el enamoramiento es innato. Mi vida no puede seguir llenándose de promesas vacías, metas postergadas y miedo al éxito.

-Hoy decido comprometerme conmigo misma. Me comprometo a ser responsable de la energía y pensamientos en mi centro. Cuando se asome cualquier emoción la reconozco para luego dejarla pasar, no soy mi emoción. Yo prometo enfocar mi energía en lo que puedo cambiar, mejorar y producir. Tanto la calma como la tribulación son caras de la experiencia humana.

Lucía toma el fragmento del poema de Walt Whitman para complementarlo con otros versos:

“Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.”
Cierra su bitácora de escritura, para iniciar un recorrido por las calles porteñas, de la mano con la promesa de florecer, siguiendo el ejemplo de los jacarandás en aquella mística primavera.

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Comentarios 4

  1. hija el compromiso es planificar hoy el dia de mañana pero conenzando desde hoy, El compromiso más importante es el de consigo mismo, es amar cada una de tus actividades y acciones, es tener claro el objetivo, es un camino no el fin del camino…

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